El tema de las toxicomanías está plagado de estereotipos. Le Poulichet (1997) señala que en los años '70 las investigaciones en Francia se focalizaron en el establecimiento de un perfil, conducta o personalidad del toxicómano. Estas investigaciones tributan sin embargo de lo que los medios de comunicación de masas daban en llamar el 'flagelo social' de los toxicómanos. Gran parte de los estudios se regían por lo espectacular y la visibilidad del fenómeno, quizá reflejando lo que Guy Debord bautizó como la sociedad del espectáculo. Le Poulichet (1997) recalca que la indeterminación conceptual del fenómeno llamado toxicomanía ha intentado palearse mediante conceptualizaciones de tipo psico-social que amplian la noción de tóxico al contexto cultural y económico, como si este sobredeterminara las conductas según un esquema estímulo respuesta.
Tomando este esquema de estímulo-respuesta, que incluye dentro de los tóxicos al propio ambiente, una gran cantidad de autores confeccionaron catálogos de conductas toxicómanas explicadas por la influencia tóxica del contexto. Sumaban al estado de farmaco-dependencia una sociedad tóxica que reforzaba sus efectos.
Algunos enfoques psicoanalíticos sucumbieron ante este mismo esquema estímulo-respuesta, al señalar que las condiciones de vida actuales producen una desorganización de la personalidad según un modo pre-depresivo, al decir de Bergeret y Journet (1979). Estos mismos psicoanalistas atribuyeron la toxicomanía de los adolescentes a la acción directa de la violenta evolución socioeconómica, que impide una adecuada evolución hacia la etapa genital. Otros como Fain (1981) vieron en la sociedad de consumo la causa de un narcisismo primitivamente secundario en los toxicómanos.
Le Poulichet (1997) señala que solo en siglo XIX la droga comenzó a verse como un flagelo social, sin que pueda nadie establecer una relación real con el aumento efectivo de los usos de los tóxicos, en el caso chileno consulten las cifras de CONACE. Es en este último espacio de tiempo que el discurso de la seguridad se apodera de la teorización en torno a la droga.
La entidad psico-social de la toxicomanía ha servido para la transmisión de mensajes ideológicos, políticos y morales que terminan en los medios de comunicación de masas, un ejemplo de ello son las campañas de prevención del consumo de marihuana en Chile donde prefiguran los efectos de la misma como agentes productores de ineptitud y imbecilidad en los estudiantes. La televisión funciona como un espejo opaco de los estereotipos sociales de la droga y el drogadicto.
Toxicomanías y psicoanálisis. Sylvie Le Poulichet (1997).
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